La edición 2025 de CASACOR Perú llegó a su fin el pasado 13 de julio, y con ella se cierra también una de las participaciones más significativas para Thermia Barcelona en territorio latinoamericano. Durante ocho intensas semanas, el Pabellón Víctor Larco Herrera se convirtió en el epicentro del diseño y la arquitectura contemporánea de la región. Y en ese recorrido por las ideas, las emociones y los espacios, Thermia estuvo presente como mucho más que un proveedor de sistemas de cerramiento: fue parte activa del lenguaje arquitectónico de tres obras firmadas por autores de referencia.
Luis Escobar, el estudio Dai Design y Claudia Weis confiaron en los sistemas de aluminio de Thermia para dar forma a propuestas tan distintas como coherentes, unidas por un hilo técnico y estético que consolidó a la firma catalana como referente en integración arquitectónica, eficiencia técnica y diseño emocional.
El poder de un cierre invisible
Para Thermia Barcelona, participar en CASACOR Perú no ha sido solo una apuesta de visibilidad, sino un acto de coherencia con su propósito de marca: transformar el cerramiento en un elemento activo del espacio habitable. Las soluciones elegidas por cada arquitecto –correderas minimalistas CF40, practicables AF52 y otros desarrollos personalizados– no fueron seleccionadas únicamente por sus cualidades técnicas, sino por su capacidad de convertirse en materia narrativa. La tecnología desaparece para dar lugar a la emoción.
“Nido Abierto”: el abrazo hecho espacio
Entre las obras más visitadas de la muestra estuvo “Nido Abierto”, un proyecto de la arquitecta peruana Claudia Weis, quien transformó su vivencia como madre en un manifiesto espacial de contención, ternura y luz. “He querido diseñar un espacio que sea mucho más que un lugar; sea un abrazo entre madre e hijo”, explicaba Weis durante una de sus entrevistas en el espacio Thermia.
Para lograrlo, recurrió a cerramientos que respetaran esa intimidad emocional sin aislarla del entorno. Las correderas minimalistas de Thermia, con herrajes ocultos y perfiles embutidos, le permitieron abrir completamente el espacio al jardín exterior sin perder ni una fracción de confort interior. El resultado fue una atmósfera que, más que construida, parece susurrada: cálida, silenciosa y sutilmente abierta a la infancia, como si la arquitectura pudiera regresar a la memoria emocional del hogar.
“In/Out”: una cocina que respira paisaje
Otro de los espacios que capturó la atención del público fue “In/Out”, del estudio Dai Design, formado por Kathy Cárdenas, Caroline Feidman y Marcia Lenz. La propuesta consistía en una cocina que se abría al cielo, literalmente. En palabras de Cárdenas: “Queríamos que la vida cotidiana se fundiera sin límites con la naturaleza”. Y eso es exactamente lo que lograron.
Con un trabajo meticuloso en la orientación del espacio, la selección de materiales y la integración del entorno, el equipo consiguió que la cocina no tuviera fronteras visuales ni térmicas. Gracias a las ventanas Thermia —paneles fijos y practicables unidos a testa con sistemas de alta estanqueidad— se creó un ambiente completamente abierto al exterior sin renunciar al confort interior. Ni el sol, ni la humedad, ni el viento interrumpen la experiencia sensorial del espacio. Todo fluye. La arquitectura desaparece y queda la sensación de estar en casa y al aire libre, al mismo tiempo.
“Brisa Marina”: vivir el mar por dentro
En el extremo opuesto del recorrido, el diseñador Luis Escobar presentó “Brisa Marina”, un espacio que nace del deseo de borrar el umbral entre la casa y el océano. “Quería conseguir una casa que no esté simplemente frente al mar, sino que lo viva por dentro”, contaba Escobar. La instalación, una de las más fotografiadas de la edición, ofrecía una experiencia envolvente en la que la brisa, el reflejo y la luz se colaban en el interior como huéspedes permanentes.
Para lograrlo, Escobar recurrió a grandes paños acristalados con sistemas Thermia que permitieran abrir el espacio sin sacrificar eficiencia. Los perfiles de aluminio negro mate, característicos de la marca, añadían un aire contemporáneo y rotundo a la composición, a la vez que se mantenían discretos, dejando todo el protagonismo al horizonte marino. La intervención no solo demostró la robustez técnica del sistema, sino su capacidad de hacer poesía con el vacío.
Un lenguaje compartido
Lo que unió a estas tres propuestas tan distintas no fue solo el uso de cerramientos Thermia, sino la comprensión de que una ventana no es un elemento pasivo del proyecto. Cuando la tecnología se alinea con la intención del diseño, el cerramiento se convierte en parte de la narrativa arquitectónica.
Los productos empleados en CASACOR Perú no fueron modelos genéricos. Cada uno de ellos —desde las correderas CF40 con herrajes invisibles hasta los sistemas practicables AF52— fueron seleccionados y configurados para responder a condiciones reales de uso: aislamiento térmico y acústico, facilidad de integración en obra, seguridad estructural, y sobre todo, belleza.
Una marca que crece con sentido
Thermia Barcelona lleva más de 40 años diseñando y fabricando sistemas de aluminio desde España, con una red de más de 500 distribuidores y fabricantes asociados. Su presencia en América Latina, y especialmente en Perú, no es nueva, pero sí cada vez más significativa. En ciudades como Lima, Arequipa, Trujillo o Chimbote, los sistemas Thermia son ya una referencia entre los profesionales del sector que buscan excelencia técnica sin renunciar al diseño.
Con esta participación en CASACOR Perú 2025, la firma da un paso más en su estrategia de internacionalización. No solo se posiciona como marca premium europea, sino como aliada natural de arquitectos, interioristas y desarrolladores que entienden la arquitectura como una experiencia total.
La arquitectura que vendrá
CASACOR Perú 2025 ya ha cerrado sus puertas, pero las conversaciones que generaron estos espacios continúan abiertas. Las obras de Claudia Weis, Dai Design y Luis Escobar han mostrado que, cuando el diseño se acompaña de tecnología pensada para desaparecer, lo que emerge es una arquitectura más humana, más permeable, más consciente.
Thermia Barcelona ha demostrado en Lima que sus sistemas no son simples soluciones constructivas, sino herramientas que permiten a los creadores construir emociones. Porque una ventana, cuando está bien diseñada, no solo enmarca una vista: amplifica una intención, preserva un silencio, transforma una casa en un hogar.
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